lunes, 22 de agosto de 2011

"Nosotros mismos debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo"

Me resulta difícil entender y encajar la tristeza y el desánimo que siento. Desde mi posición, me resulta difícil entender muchas cosas. Mucho más, explicarlas y compartirlas. Me gustaría gritar ese desánimo y echarlo fuera. Pero no se como hacerlo. Así que por aquí ando, preguntándome sobre la falta de conciencia y de sentido vital en el que andamos como sociedad. No puedo dar lecciones a nadie y no pretendo hacerlo. Pero necesito expresar lo que siento y pienso.

Somos unos privilegiados. Lo somos por tantas cosas que quizás ni queramos enterarnos. Vivimos en un país rico, sin guerras, tenemos derechos, y en gran medida, la posibilidad de elegir el tipo de vida que queremos vivir. Tenemos tantas cosas con las que millones de personas de otros lugares de este planeta ni siquiera pueden soñar que, quizás, ni nos damos cuenta de eso.

No sé como llamarán en los libros de texto a estos años en los que nos ha tocado vivir. A veces pienso que se están produciendo cambios enormes y otras veces pienso que son cambios aparentes porque las reglas de cómo funciona la sociedad siguen siendo las mismas. Los avances tecnológicos están cambiando el Mundo a un ritmo que nos cuesta seguir. La información con la que hoy en día convivimos es tan grande que más de una vez me he preguntado como sería haber vivido en el mismo lugar 200 años antes. ¿Mis preocupaciones serían las mismas?

Como sucede con tantas otras cosas, a veces valoramos en muy poco lo que tenemos cuando consideramos que se trata de algo normal. Vivimos en un país del primer mundo, lo que significa que la mayoría de nosotros sabe leer y escribir (aunque a veces no lo parezca). Leer y escribir. Y tantas otras cosas que tenemos y no valoramos.

Gracias a la educación y al desarrollo tecnológico, el mundo ha cambiado. A un ritmo increíblemente rápido. Para mi es una revolución en la que estamos inmersos. Una revolución que afecta a cada vez a más personas en un mundo que intenta convertirse en global. ¿Acaso hay otra posibilidad?

La información y el conocimiento al que tenemos acceso pienso que tiene un coste que debemos asumir. Es el coste de tomar partido. De ejercer la libertad para actuar. De tomar conciencia, de posicionarse. De compartir un sentido vital por unos valores universales. Los valores de la humanidad (la leche, que hago yo aquí diciendo estas cosas).

Todo esto de la conciencia y el sentido vital es algo en lo que cuesta pensar. Hay cientos de cosas en las que ocuparse más sencillas y divertidas. Pero es una cuestión que tiene que ver con cada uno de nosotros. Y de nosotras. Tiene que ver con todo ser humano. Y es una cuestión sobre la que todos tenemos que elegir donde queremos estar.

Llevo semanas y meses con dos ideas que se mezclan en mi cabeza, intentando conectarse, pidiendo salir, expresarlas con sentido.

La tecnología avanza que es una barbaridad, que decía alguien. Y nos transforma. Por ejemplo, hoy en día, no solo podemos acceder a todo tipo de información por Internet. Podemos comentarla. Y podemos entendernos o enfrentarnos con otras personas opinando sobre cada noticia.

Esto es la leche, ¿no? Esto pasa a un nivel tan global e inmediato que todo se comenta. Los medios online, las redes sociales,… Cada vez mas información (¿o desinformación?), mas rápida y mas accesible. Lo sorprendente es que parece que la forma de expresión elegida cada vez mas es censurar, ridiculizar, insultar y llevar los discursos (porque los debates no existen) a cuestiones que no tienen nada que ver con la información que se presenta. Todo está polarizado y lo que al principio me resultaba sorprendente, ahora me parece triste.

Sabemos leer y escribir. Pero resulta que leemos y escribimos para no entendernos. Expresamos opiniones para escucharnos a nosotros mismos, sin buscar la comunicación. La lógica de estas conversaciones parece ser llegar a ningún punto.

Estos nuevos procesos y canales de comunicación parecen dar lugar a “conversaciones” cada vez más superficiales. (Quizás es que cada vez somos más superficiales). Parece que antes de elegir por la reflexión y el intento de dialogar, de compartir, nos diésemos por satisfechos con repetir lo que consideramos correcto según donde nos sitúen nuestros zapatos. Según el grupo, la tribu, el partido, el equipo, etc., en el que hemos decido militar. Cada vez hay más ruido, cada vez nos escoramos más. Y cada vez todo el mundo parece estar mas enfadado con el de al lado. Nos hacemos más intolerantes y parece que interesa más escucharnos a nosotros mismos soltando sentencias que parecen contener la verdad absoluta sobre cualquier cuestión, sea la gilipollez de turno o una cuestión existencial, que entender al otro. Nos interesa muy poco ponernos en el lugar de otros. En entender porque piensan de una forma diferente. Nos hemos acostumbrado a lo fácil y todo lo buscamos simplificado. Todos creemos ser los buenos y los que tenemos la razón.

Nos comportamos como niños. Como adolescentes heridos que se defienden atacando, sin pensar mucho en las consecuencias de las palabras. Las palabras que expresan nuestra forma de pensar y elegir libremente. Ya se que ni todos ni todo es así, afortunadamente, pero no puedo evitar sentir que cada vez reaccionamos de forma más visceral, con más intolerancia, con menos respeto por el resto de personas, de seres humanos. Esto llevado a su máximo extremo produce personas que entienden que es corrector poner una bomba y quitar de en medio a quienes no comparten sus pensamientos.

Somos parte de los privilegiados del mundo. Pero parece que en lugar de ser más felices por esto, lo que parece es que acumulamos más odio, más rechazo a los que no piensan como yo o son diferentes, más intolerancia y falta de respeto. No es algo absoluto, pero ¿no es parte del día a día?

¿Dónde estás nuestras consciencias? ¿Acaso nos las han robado? ¿Dónde está el sentido de la comunicación? ¿A que tipo de conversaciones estamos llegando? Todos estos nuevos espacios para la comunicación, se han convertido en muros de odio, rechazo, intolerancia,…

Antes hablaba de dos cosas. Información y Conocimiento. Y hablaba de conciencia. Y del coste de mirar hacia otro lado.

Cuando hablo de coste, lo relaciono con lo siguiente. Hoy en día, todo el que quiere (y el que no también) sabe lo que pasa en el mundo. No solo sabemos lo que pasa en nuestro barrio, en nuestro pueblo o ciudad. En nuestra provincia, comunidad autónoma o país. Sabemos por ejemplo, que la gente en la India estos días se ha echado a las calles porque está harta de la corrupción de sus gobernantes. Hay mucha gente echándose a la calle para protestar y las causas, en casi todos los casos son las mismas.

Las desigualdades entre las personas, en lugar de disminuir, aumentan. A muy pocos de los que más tienen parece que les preocupe esto. Parece que aún seguimos pensando que hay seres humanos de distintas categorías. Quizás sea porque durante siglos ha sido así.

Sabemos que hay millones de personas, de seres humanos, como nosotros, que no tienen ninguna oportunidad. No tienen nada. Y aceptar eso y no actuar, tiene un coste. Podemos ser egoístas y querer tener mas sin importarnos los que no tienen nada. Pero hoy en día esto tiene un coste.

Y creo que el reflejo del coste de esa elección, cuando decidimos mirar hacia otro lado, lleva a una perdida del sentido vital. Se crea un vacío interior, que es proporcional al odio interior que parece ir calando en nosotros. Por mucho que queramos prestar atención a otras mil cosas, hay personas que no tienen nada, ninguna oportunidad y eso es algo que hoy en día sabemos todos. Es algo tan tremendo que, si nos paramos a reflexionar y tomamos conciencia de esto, solo nos quedan dos opciones: Actuar o mirar hacia otro lado.

Y esa es nuestra libertad. Y la toma de conciencia y de sentido.
Podemos utilizar los privilegios que tenemos para vivir en una especie de infancia-adolescencia social, atendiendo solo a nuestros caprichos y reaccionando con agresividad cuando se nos niega aquello que entendemos que son nuestros derechos. Reaccionando con odio, quizás porque internamente sabemos que somos participes en la medida que aceptamos que las reglas del Mundo no cambien.

También podemos actuar y utilizar nuestra libertad para elegir hacer del mundo un lugar mejor para todos.

¿Cómo sería el mundo si fuésemos militantes por un mundo mejor con la misma vehemencia que ponemos al defender a nuestro equipo de fútbol o al partido político con el que nos identificamos? ¿Qué cambiaría defender con esa energía los derechos de quienes no tienen nada? Muchas cosas pueden cambiarse si de verdad queremos defender un mundo mas justo, mas igual y tartar a millones de personas que no tienen oportunidades como los seres humanos que son.

“Nosotros mismos debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo” Gandhi.

En fin, como siempre, disculpad por la charla.

miércoles, 15 de junio de 2011

100 kilómetros en 22 horas y 14 minutos por Colores de Calcuta

Al escribir este post, aún tengo los tobillos tan hinchados que mis píes me parecen los de otra persona. Y aunque tengo la impresión de que una breve crónica sobre la prueba sería suficiente para transmitir cómo me ha ido, por algún motivo parezco empeñado en aburrir al personal, contando los detalles de esta aventura tan efímera que no llegó, afortunadamente, a durar más de 24 horas.

Y pese a ese empeño por relatar esta batallita, sigo sin tener claro por donde empezar. Tengo la misma sensación que una mañana de resaca en la que no consigo ordenar el orden de los garitos por los que anduve la noche anterior. Del mismo modo, todo anda aún mezclado en mi cabeza de tal forma que no consigo aclarar el orden de este post. Sin remedio será un relato desordenado, bastante ininteligible. Un lío, vamos.

En el kilómetro 25 me pregunté que leches estaba haciendo corriendo a esas horas y con ese calor. Decidí que no correría más hasta que se hubiese ido el sol. Y un poco mas adelante, antes del 35, una voz interior me recordaba, burlona: ¿tú no habías dicho que no volvías por aquí?

Tan solo en el silencio de la noche (aunque los pájaros seguían piando y me preguntaba si sería así en cualquier otra noche o era nuestra presencia, con frontales incluidos, la que les había despertado y alterado) pasado ya el kilómetro 60 me di cuenta del error que había sido correr a las 12 del mediodía, aunque solo hubiese sido en las bajadas. Ahí ya sentía que iba a necesitar todas las fuerzas para llegar y que las ampollas y demás molestias de los pies iban a ser mi principal penar. Los 100 son una prueba de piel, de rozaduras, de adaptar los kilómetros a las horas.

A las cuatro de la tarde me pregunté porqué me había dejado llevar por el engaño de una brisa suave que nos refrescó junto a un arroyo llevándonos engañados a correr bajo el sol a unas horas en las que caía a plomo. De esas horas recuerdo un río y mesas y gente en barbacoas. Gente normal que disfruta de un sábado con una barbacoa en familia o con amigos. También un pilón de abrevar ganado donde refresqué mis pies y los volví a untar de vaselina antes de seguir corriendo para alcanzar a los compañeros que se habían adelantado. También recuerdo charlas con Bea sobre muchas cosas, sobre los hijos, por ejemplo. Cuantas cosas que sabe Bea ocultan sus coletas.

De un rato mas tarde recuerdo la decepción por los compañeros que no iban a seguir. La tristeza al saber que para ellos tendría que ser en otra ocasión. La concentración por cumplir el objetivo de llegar, que me apartaba del tiempo de los abrazos o del tiempo para el descanso del cuerpo. En ese primer polideportivo Bea solo hablaba de salir cuanto antes y no perder tiempo.

Seguimos y un rato después me preguntaba que había pasado con los planes de la prueba. Se había retirado la persona que me había animado a hacer de nuevo esta prueba completa, y me sentí un poco perdido y desconcertado al tomar consciencia de todo lo que me esperaba por delante. Por suerte a mi lado caminaba la más dura de las chicas con las que he corrido. Y aunque no lo comentamos en tantos kilómetros compartidos, creo que en ese momento fue ella quien me salvó de las ganas de darme la vuelta y terminar en el primer polideportivo.

Piedras y más piedras. Cuestas y más cuestas. Y detrás, otra cuesta. Y detrás, otra cuesta más. Me preguntaba si aquél era el país de nunca jamás. Me preguntaba en que pesaba para haber metido en las bolsas que se reparten entre los tres polideportivos por los que se pasa y que hacen la función de puntos de avituallmiento y descanso, barritas de cereales para una semana. Me preguntaba que coño hacía allí, sufriendo de esa forma.

Afortunadamente tenía un motivo, una respuesta. Estaba allí por un Reto Solidario. Para cumplir mi parte de un trato que aún cuesta explicar y hacer entender. Un trato por medio del cual, le hablas a tu gente de un problema y les pides que se impliquen en resolverlo soltando pasta. Soltando pasta por otros. Haciendo una donación. Su parte del trato es soltar la guita. Mi parte del trato era hacer esta prueba. El objetivo era conseguir 500 euros para el programa Colores de Calcuta, dinero que se destinaría a luchar contra la desnutrición infantil y a facilitar educación, comida y un lugar en que pasar el día a unos pocos niños y niñas, mientras sus madres pueden ir a trabajar sin dejarles en la calle abandonados a su suerte y sin comida. El resultado de este primer Reto Solidario había superado el sábado los 1.200 euros. Ese era mi motivo.

El otro motivo era Bea, a quien solo conocía de alguna quedada en la Casa de Campo, de algún encuentro fortuito durante alguna carrera, de una conversación para que se uniese a uno de los equipos que intentamos formar unas semanas antes para realizar dos retos solidarios en equipo. Sin planearlo, por como había transcurrido la carrera, terminamos juntos el primer tramo y pasamos juntos el día, y también la noche. Compartiendo pequeñas cosas, conversaciones sobre cosas sencillas, kilómetros y esfuerzos. Aderezados con ensaladas de pasta y litros de agua, con polvo del camino y saludos afectuosos que la gente le va dando por donde quiera que pase. Bea me dio las gracias al terminar y yo se las di a ella. Supongo que ninguno de los dos estará muy seguro de haber terminado sin el otro. Y aunque seguramente cada uno habría encontrado a otra persona con la que compartir el recorrido, me alegra que el destino me regalase compartirlo con ella. ¡Gracias Bea por tu silenciosa ayuda, tu fuerza, tu perseverancia y tu interminable sonrisa!

Tres días despues, mis sensaciones siguen siendo extrañas y difíciles de encuadrar. Podría seguir enumerando momentos que se mezclan sin demasiado orden. Sensaciones, pensamientos (pocos), anécdotas irrelevantes salvo para mi mismo. El sentimiento de satisfacción por el Reto Solidario conseguido parace anularse por la sensación de dureza y los dolores que está prueba ha dejado de nuevo en mi cuerpo y en mi cabeza. Pero no sería justo, y además sería un rollo, hablar solo de lo duros que han sido estos 107 kilómetros en 22 horas y 14 minutos sin resumir una parte de las cosas positivas. La dureza la dejo para aquellos que deseen descubrirlo por si mismos. Total, si no has estado allí, no creo que puedas entenderlo. Y a quien no le interese estar, tampoco creo que le interesen estas batallitas.

Cosas bonitas:

Carol
Correr sabiendo que voy a ser papá en unos meses le da un toque especial a todo. Un toque impreciso e imposible de explicar en palabras aún, una sensación especial que me hace sonreir. Especial como la sonrisa de la mejor persona que podía encontrarme en el camino, la sonrisa de la chica mas bonita, que me llegaba por sms durante la prueba arropándome con sus besos. Sin tí, muchas cosas que me hacen feliz estarían pasando.

Antonio
Por increíble que parezca, cerca del kilómetro 80 y un poco antes de las seis de la mañana, un tipo llamado Antonio Plazas nos encontró viniendo en sentido contrario a la prueba. Antonio, que me había estado llamando desde el viernes para saber dónde y cuándo podíamos encontrarnos para acompañarme en los últimos kilómetros tuvo la paciencia de no mandarme al carajo, hacer él los cálculos para saber mas o menos a que hora llegaría a Tres Cantos y después, esperar de madrugada un sms enviado desde San Sebastián de los Reyes para darle una referencia de mi tiempo real. Chapeau Antonio! Que fuerte lo tuyo amigo. Ni sabía, ni podía decirte hasta unas horas antes que no tenía ni la menor idea de si sería capaz de llegar a un lugar donde nos encontrásemos. Me alegró verte y tenerte allí, y tú forma de estar con Bea, con Ramón y conmigo en los kilómetros finales. Eres un Deportista Solidario con todas sus letras y un tío estupendo. Compartiendo una cerveza (por fin una cerveza después de tanta agua!) te entregué mi tabaco muy chulesco yo ( que sepas que no he vuelto a fumar después de ese cigarro sin boquilla) y aún me arrepiento.

Ramón
Ramón apareció por el kilómetro 55, en plena noche ya, y se unión al dúo que formábamos Bea y yo acompañándonos ya hasta el final. Así que su compañía nos transformó en un trío. Un trío de una noche de primavera. Desde luego no era el trio que alguna vez había imagiando.
Ramón es silencioso y le gusta escuchar, nos dijo cuando nos presentamos. Y es cierto, no se mucho mas de el, salvo que tienes dos hijos, mujer y que es de leganés. Aunque ahora vive en Madrid.
Se que lo pasó mal en la parte final, en los últimos 15 kilómetros. Me alegró verle entrar en meta. Y espero que nos encontremos por esos mundos de Facebook tal y como acordamos al despedirnos.

Momentos y personas
Me reí de muchas cosas durante el día. Y también durante la noche. A veces me reía para mi mismo, en silencio, como queriendo ahorrar energías. A veces me reía hablando con alguien, como con Pilar, Fernando Anaya o Carlos Córdoba (gracias a los tres por estar siempre ahí).

Ayudar y divertirse
Le di muchas vueltas a todas las cosas que se pueden hacer en un Reto Solidario. A que deben ser divertidos y no siempre tienen porque tener un componente ultra duro. Pensando en que lo principal es divertirse y mejorar la salud. Compartir, sonreír y ayudar. Pensando en que es un regalo, poder hacer algo que nos gusta y ayudar a otros. Pensando que ese es un privilegio que tenemos por vivir en esta parte del mundo y que quizás también era una obligación devolver el favor a otros. En fin…

Agradecimientos
Me hubiese gustado dar más las gracias a todas las personas de la organización de esta prueba que me pareció complicada como pocas. Quizás por eso al legar a los puntos de avituallamiento intentaba soltar alguna gracia, yo que soy más bien poco gracioso. Supongo que son las mismas gracias que habrán soltado unos cuantso antes y otros cuantos después, pero imagino que de alguna forma saben que son una forma de darles las gracias por estar ahí. Bajo el sol. Bajo las estrellas. Algunos más solos que la una. ¿Que si puede ser un brugal con coca cola? ¿Qué si este es el alter donde pincha DJ Walker? ¿Qué si no les da miedo ver acercarse a tantos zoombies con frontal? En fin, gracias a todos y todas las personas de la organización y gracias a Aneto por ese caldo.

Gracias a los masajistas, por hacerme dos o tres perrerías como clavarme una uña en el labio para evitar que me siguiesen dando algo que yo llamaba tiritera y que más bien eran espasmos. Resulta que el cuerpo al relajarse de una situación de estrés después de un masaje (gloria bendita, eh) reacciona así a veces. Pufff, pensaba que me tocaba abandonar. Y una parte de mí realmente lo deseaba en ese momento. Dichoso kilómetro 73,4.

La próxima vez llevaré ibuprofeno. Sobre todo después de ver sus efectos en Bea. Y de soportar ir con la lengua fuera desde el kilómetro 75 al 85, que se dice pronto.

Gracias a los de la chapa y pintura, que me curaron las ampollas en el kilómetro 88.

Gracias a Suso, por haber sido un valiente (o un temerario) y haberse lanzado sin paracaídas a realizar hombro con hombro conmigo un Reto Solidario. Estoy seguro que te ha dolido haber tenido que retirarte, pero has estado ahí, y creo que eso es lo importante. El año que viene podrás repetir con la incertidumbre de acabar o no. Pero el dinero que has conseguido mover ira en dirección a un proyecto solidario llevando la certidumbre de los alimentos y de ayuda real para los niños y niñas que decidiste apoyar.

Y gracias a todos los que me habéis apoyado durante este resto con vuestras donaciones, con vuestras palabras de ánimo, con vuestra presencia en la salida y vuestras llamadas y sms deseándome suerte. De todos vosotros es alguna parte de esos 107 kilómetros que me dijeron que tenía finalmente la prueba.

Fueron 22 horas y 14 minutos de risas y sonrisas, de sudores y dolores, de esfuerzo y superación. Todo eso y más esta en el deporte. Y también mucha solidaridad. De los que están a tu lado en esos momentos y de los que están a tu lado aunque no estén justo ahí.

Lo bueno: conocer a nuevos amigos corredores y haber podido terminar.

Lo mejor: haber sido capaces, entre todos, de arrancar algo que ahora siento que no va a parar. Lo llamamos Deportistas Solidarios y aún tenemos que explicar en que consiste. Pero estoy convencido que el año que viene, en los 100 kilómetros en 24 horas del 2012, se hablará mucho de causas y proyectos, de Retos Solidarios y del montón de Deportistas Solidarios que estarán haciendo esa prueba por una causa, intentando conseguir donaciones mientras se esfuerzan por cumplir con su parte del trato.

Y gracias por aguantarme!
José Luis Muñano

lunes, 10 de enero de 2011

Electricidad Solidaria

A veces parece que el tiempo vuela. Me sorprende las semanas que han pasado desde mi última aparición por aquí. Como en tantas otras cosas en la vida, voy aprendiendo sobre la marcha a mantener un blog y la verdad que tengo la sensación de no estar haciéndolo muy bien. Así que, como aún estamos en fechas de nuevos propósitos, mi objetivo con este blog será darle un mínimo de coherencia y continuidad para hacerlo minimamente soportable, mientras intento compartir desde este espacio todo lo relacionado con Deportistas Solidarios: los avances, las dudas, las ilusiones y las alegrías, que espero que cada vez sean mas. Por cierto, os deseo un feliz 2011 a todos.

Lo mas destacado de estas últimas semanas es que ha habido varias personas y empresas que nos han confirmado su apoyo y colaboracion para llevar adelante el proyecto. Y aunque aun nos falten muchos apoyos y mucho por hacer, es una gran satisfacción recibir respuestas positivas y saber que vamos encontrando colaboradores para diferentes áreas estratégicas.

Hablaré de estas personas y empresas en próximas entradas. Y también de los colaboradores que ya están implicados en el proyecto y su trabajo. Y de ese grupo de corredores tan especial que son los blogeros, que saben del proyecto y que están cercanos a él, escribiendo en sus blogs, apoyando desde facebook o ning su avance con sus comentarios o comprando camisetas de Deportistas Solidarios. Es una suerte encontrase con personas así.

Aunque no está siendo fácil, la verdad es que todas las semanas hay buenas noticias. Esta semana en el muro del grupo en facebook hemos tenido varios mensajes de ánimo. Uno de los mensajes dejados en el muro era este: "Hola amigos! El próximo 16 de abril correré El Ultra Trail Serra de Tramuntana aquí en Mallorca. Me encantaría poder colaborar con vosotros y dar a conocer este proyecto llevando el logo en la camiseta o algo parecido." Bonito, ¿verdad? Son estas pequeñas cosas las que animan a continuar trabajando por este sueño.

Por eso hoy quiero hablar de una persona a la que considero especial. Se trata de Javier Colomo, de quien he recibido un e-mail informando que una empresa en la que tenía puestas bastantes esperanzas le había comunicado que el proyecto Energía Wukro-Etiopía no ha sido seleccionado para financiación en 2011.

Contacté con Javier a través del perfil que creé en Facebook para difundir el proyecto y poder compartirlo con corredores y deportisas, ese Corredor Solidario que como ya he dicho, se ha convertido en algo parecido en mi alter ego. Después conocí su blog, Electricidad Solidaria y empecé a interesarme por lo que en él contaba. Después de intercambiar algunos emails y alguna conversación telefónica, quedamos en Madrid, junto con Antonio Plazas, para conocernos y contarnos, el sobre su dorsal solidario y sus proyectos, y nosotros sobre Deportistas Solidarios.

Javier nos contó un poco de su vida, de sus carreras, de sus experiencias en África y lo que estaba intentando hacer desde aquí para intentar mejorar la vida de los niños que había conocido allí. Nos habló de las diferencias entre ambos mundos, del pader Ángel Olaran, de Wukro,... La verdad es que no dejó de hablar y contar cosas interesantes. Con esa intensidad y emoción que transmite y su acento donostiarra pasamos un rato de una tarde de agosto, despidiéndonos con la intención de seguir en contacto.

Después de ese encuentro, hablamos por teléfono varias veces y los dos coincidíamos en que había muchas cosas que compartíamos y en la intención de encontrar un punto en el que unirnos. Desde el primer día Javier nos ofreció su ayuda en lo que pudiese y a través de su blog, del facebook, de mails y sus llamadas compartimos ideas, ilusiones y avances. Fue Javier quien me llevó a buscar en un mapa en que zona de Etiopia está Wukro y en que lugar de Uganda está Kitgum.

Y así he ido conociendo a Javier, su ilusión, su trabajo, su energía, su alegría, su implicación, su inagotable capacidad para contar historias, ideas, experiencias de sus viajes y sobre todo, su implicación con los proyectos y las personas. Durante estos meses en los que me ha tocado trabajar en desarrollar las ideas del proyecto, veía como un ejemplo y una referencia la labor de Javier, ya en el terreno y en el plano real.

Habler de Javier me ha traido de nuevo a este blog, desde donde quiero enviarle un este mensaje de ánimo. Y recordarle, aunque el ya lo sabe, que las empresas, incluso aquellas que cuentan con programas de acción social dentro de sus políticas de responsabilidad social, responden a intereses comerciales y buscan el beneficio, por lo que sus actuaciones suelen realizarlas en países en los que están implantadas y tienen intereses.

En esta breve amistad, me ha sorprendido el corazón que le pones a lo que haces y tu apuesta por tus objetivos. Por eso sé que hoy tu email estaba lleno de desánimo, al igual que otros han estado llenos de esperanza.

Así que también quería decirte que aquí estamos planeando el primer reto solidario del año 2011 y que el proyecto de Kitgum nos encanta. Y que creemos que si se trata de un proyecto cuyo presupuesto es asequible como reto y Red Deporte nos apoya con su implicación, esa escuela puede ser el primer objetivo por el que correr. El primer sueño que intentemos hacer realidad.

La fecha ya está decidida, será el 17 de abril. El reto deportivo también, el próximo Maratón Popular de Madrid. Y aunque nos falte mucho camino por andar, crear un portal desde el que poder desarrollar el proyecto en toda su amplitud, difundirlo y comunicarlo, estamos también decididos a llevar el proyecto a la realidad y empezar a demostrar su fuerza intentando tener éxito con este primer reto solidario.

Desde aquí, te envío un abrazo ahora que estás allí.

sábado, 23 de octubre de 2010

De las palabras a los hechos

Llevo unas semanas rumiando pensamientos, encajando novedades que aventuran cambios, preguntándome sobre que opciones son mejores que otras.

Llevo semanas inmerso en preocupaciones de todo tipo, intentando tener la visión suficiente para hacer las cosas de la mejor manera posible, temiendo hacer malas elecciones, avanzar por un camino equivocado. Y en momentos así, incluso cuando crees que la opción escogida es la mejor, las dificultades que antes tenías asumidas, parecen cada día mas complicadas. Como si todo se volviese en contra.

Aparecen los miedos. A atreverse, a soñar. Y esto termina siendo un impedimento a todo. De alguna forma, cuanto mayores son las preocupaciones y los miedos, menor es la claridad y el atrevimiento. Y es mayor el agarrotamiento para tomar decisiones.

Cuando se desatan los temores, se pierde la confianza, la energía, la capacidad de soñar, de creer que los sueños son posibles.

En los momentos en los que las dificultades te acercan al descorazonamiento, el riesgo está en verlo todo solo desde el lado de las dificultades, pues desde esa posición parece que todo lo que puedes hacer es realmente insignificante. Y entonces corres el riesgo de olvidar que lo importante es hacer las cosas.

Insiginificante o no, cuando tienes el convencimiento interior de que algo es posible, de alguna forma, solo puedes ir en esa dirección. De lo que estoy seguro es que hay muchas otras personas que piensan y siente igual y que quieren recorrer el mismo camino. Que pensamos de una forma común, que sentimos cosas muy parecidas y que tenemos un interés común por aportar nuestro grano de arena a hacer un mundo mejor.

En ocasiones los árboles no te dejan ver el bosque. En ocasiones, puedes pasar tanto tiempo deseando algo, que cuando finalmente sucede, parece que la sopresa te impidiese reaccionar de la forma adecuada.

Esta semana escribía en el muro de Raquel Jarabo unas líneas refiriéndome a algunas de las cosas que he encontrado en el deporte y en correr. Hay muchos valores que todos reconocemos y que cada uno extrae para sí mismo del deporte. Extrae sus enseñanzas que son aportaciones realmente valiosas para la vida diaria. Esfuerzo, superación, solidaridad,...

En estas semanas que llevo rumiando tantas cosas al final todo va saliendo y las luces van aclarando las sombras. Como siempre desde la sencillez de las ideas recobro cierta claridad y me fijo en detalles y recuerdo frases y hechos a los que que en estas semanas parecia no haber prestado atención, pero que estaban por ahí, esperando a darme pistas para olvidarme de miedos y dificultades, ejemplos de personas que te hacen ser mas consciente que las dificultades tan solo son parte del camino y que es necesario superarlas para alcanzar las meta.

Os dejo dos de esas frases que en estas semanas han rondado por mi cabeza y han aparecido por ahí como para darme las pistas de por donde contínuar, de como seguir:

"Qué pena que por creer que haces poco no hagas nada" Burke.

"Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa". Mahatma Gandhi

Pensar demasiado en como deberían ser las cosas no las va a hacer realidad ni va a cambiar nada. Imaginar las situaciones ideales, no va a hacer que estas se den de esa forma. Las dificultades forman parte de la victoria, de la recompensa. Pero hay que afrontarlas desde los hechos, no desde las palabras.

Por eso creo que ha llegado la hora de pasar de las palabras a los hechos. Y despues de meses hablando de carreras y solidaridad, creo que ha llegado el momento actuar.

De momento, solo tengo un dato que comparto aqui: RETO SOLIDARIO SAN SILVESTRE 2010
El resto tenemos que hacerlo realidad, espero que os animeis.

Un saludo.

martes, 24 de agosto de 2010

2 + 2 = 6


Creo que muchos soñamos con un Mundo mejor. Y creo que muchas personas sabemos que otro mundo mejor es posible. Conseguirlo parece complicado, pero de alguna forma, vamos siendo conscientes de que la clave para hacerlo realidad está en cada uno de nosotros. Cualquiera de nosotros puede aportar algo para alcanzar ese objetivo. Muchas personas ya lo hacen de formas muy diferentes. Y nosotros hemos decidido hacerlo juntos y ponerle nombre.

Corredores Solidarios nace de la idea de ayudar a hacer del mundo un lugar mejor. Hoy en día, tenemos tanta información, que con pensar unos segundos a cualquiera nos vendrán a la cabeza ejemplos de personas que necesitan ayuda. Una ayuda que en ocasiones es posible conseguir y que está a nuestro alcance hacerlo.

Y en eso queremos trabajar. Pero solos no podemos.

Nos faltan recursos económicos que esperamos encontrar a través de patrocinadores y colaboraciones de empresas. Ya hemos conseguido la colaboración de algunas y apenas estamos empezando, así que, aunque no estemos en un momento muy propicio, queremos ser optimistas en esto.

Nos falta ser más personas vinculadas y participando en el proyecto. Las necesidades son muchas, por lo que hemos decidido dividirlo en áreas de trabajo y actualmente estamos trabajando en definir los grupos de trabajo que dentro de cada una tendrán la misión de desarrollar el proyecto para empezar a conseguir objetivos.

Somos un proyecto participativo y “en Red” porque muchos de nosotros estamos en contacto a través de las nuevas tecnologías. Crecemos en Facebook y cada vez mas deportistas y corredores nos van conociendo a través de redes sociales y nuestra página web.
Y cada vez que alguno de vosotros se ofrece a ayudarnos sumándose al proyecto, lo que sentimos es que 1 + 1 es algo más que 2. Y que 2 + 2 es algo más que 4.

Cada uno/a de nosotros/as puede ayudar a difundir el proyecto entre sus amigos/as. Entre aquellos que son corredores y deportistas. Entre aquellos que saben interesados por la solidaridad y contribuir a mejorar la vida de las personas mas necesitadas.

Hoy en día, aún con todas las dificultades que podamos tener, sabemos que somos y vivimos en un mundo privilegiado. Tenemos tantas cosas que no podemos dejar de sorprendernos por las sonrisas de los que no tienen nada. Y creo que cada vez nos cuesta mas vivir sin hacer nada por ayudar a otros y hacer que su mundo sea mejor.

Y cuando nos unimos en este proyecto, estamos sumando de una forma que supera las leyes de la aritmética. Puede que unirnos para recaudar fondos a favor de alguna causa pueda ser una tarea con cierta dosis de dureza y frustración. Pero estoy seguro que en cada Reto Solidario encontraremos muchas otras cosas. Creo que encontraremos nuevas personas estupendas y  descubriremos nuevos amigos. Creo que encontraremos una motivación extra para esforzarnos por  conseguir nuestros objetivos deportivos. Que implicados como estaremos, en conseguir dinero para darles a otros mejores oportunidades, descubriremos que cuando das, realmente tú recibes a cambio algo de gran valor. Algo intangible y posiblemente diferente para cada uno.

Por esto creemos que cuando alguien se une al proyecto, realmente está sumando por más de uno. Porque se suma como corredor. Se suma como persona. Se puede sumar convirtiéndose en  voluntario. En colaborador. Puede sumar aportando al proyecto su experiencia en diferentes áreas profesionales. Al aportar su calidad como persona, su compañía, su esfuerzo, su sonrisa. Como digo, se trata de valores muy sencillos cargados de amplitud.

Me gustaría que fueseis muchos/as los que encontraseis vuestra conexión con los valores de Corredores Solidarios y os animaseis a hacer vuestro este proyecto. Y que os sumaseis de la forma que mejor creáis a esta aventura que estamos poniendo en marcha. Sinceramente, creo que se trata de una aventura en la que posiblemente descubramos que estamos recibiendo mucho más de lo que damos. 

Un saludo y gracias por aguantarme!

sábado, 14 de agosto de 2010

¿Y tú por qué corres?

Así se llama una sección de la revista Planeta Running que me gusta especialemnte y en la que los corredores populares responden a unas preguntas donde cuentan los motivos por los que corren. Pienso que algunos de los amigos y compañeros de entrenamiento conocen algunas de mis respuestas a estas preguntas. Pero hay uno que seguramente podría responder a todas las preguntas por mí. Él empezó a correr después de que yo lo hiciese y, ahora que hace tritalones y le llamo "el hombre pez", me emocina cuando me dice que empezó a correr por a mí. Más de una vez me ha reprochado esa especie de timidez que tengo para contar mis pequeños "logros personales", así que a él le dedico este cuestionario personal.

1. ¿Desde cuándo practico el running?
Empecé a correr a finales de 1999.

2. ¿Qué me motivó a empezar a correr?
Después de tirarme un montón de años como un palo de delgado, fui cogiendo peso año tras año. De vez en cuando, aprovechando mis visitas a alguna farmacia me pesaba, como para constatar que la cifra seguía en aumento. Hasta que en el otoño de 1999 los papelitos que me devolvían las básculas con mi peso empezaron a darme una cifra con tres dígitos. La leche puta!!! La primera vez que me pasó, con los ojos aún como platos, me volví a pesar. Resultado: la misma cifra. Así que me dije "bueno Jose, estamos ya casi en invierno, llevas abrigo, mucha ropa, venga tranquilo, ahí pone 102, pero sin todo eso seguro que te quedas en 99". Triste consuelo porque aquella cifra ya era demasiado. Mi forma física debía ser igual cero, pues había dejado de nadar e incluso de salir con la bici, algo que había estado haciendo durante años, porque aunque me había ido conviritiendo en gordo, me gustaba practicar algo de ejercicio. Decidí que había que tomar cartas en el asunto y que la solución pasabar por empezar a correr. Y como ya había hecho algún que otro intento con algún amigo para empezar a correr y estos intentos no habían durado nunca más de una semana, también decidí que tenía que marcarme un objetivo.

La verdad es que entonces yo no sabía casi nada sobre correr y el mundo de las carreras populares. Ni puta idea vamos. Para mi era un mundo que debía estar por ahí alojado en alguna parte del subconsciente mezclado con otro tipo de datos e información que ves, archivas y la dejás por ahí olvidada. En aquel momento no debí pensar mucho en el asunto, pues a la hora de plantearme un objetivo pensé que solo tenía dos opciones: correr en pista o correr un Maratón. Como mi experiencia en pista (que ya contaré algún día) había sido nefasta, sin ninguna duda me decanté por la segunda opción como la cosa mas normal del mundo.

No se muy bien porque hice esta simplificación tan exagerada. Sin ninguna lógica además, pues siendo mas joven había participado en alguna carrera popular que se celebraba durante las fiestas patronales. Incluso recuerdo estar en casa desayunando algún domingo y ver pasar a los participantes de una de las carreras que durante unos cuantos años se celebró en Pinto. Incluso recuerdo una mañana en la que llovía y viendo pasar corredores comenté: "Desde luego, ya hay que tener ganas para correr con la que está cayendo. Si es que hay gente pa' to".


Creo que mis inicios fueron un poco especiales y alguna vez hablando de esto a otros corredores que no me conocían, en su expresión me pareció ver una mezcla de algo así como: "este tío es un poco idiota o se está tirando el pisto". Pero la verdad que empecé como empecé. Y el caso es que más ancho que largo busqué en Internet "Maratón" y entre los resultados de búsqueda encontré una entrada que decía: Mapoma. ¿Y esto qué es? Y resulta que descubrí una página del Maratón Popular de Madrid donde había una sección con planes de entrenamiento. En concreto había uno que decía: "Plan de Entrenamiento para terminar la Maratón". Así que lo imprimí, lo pegué en en el frigorífico y decidí que ya tenía objetivo. Me apunté a un gimnasio y empecé a correr en cinta. Y había que verme! Como para salir a correr por la calle. Siempre había vivido en Pinto, y entonces ni me planteaba salir a correr por la calle disfrazado de corredor. Dónde iba a ir yo con mis lorzas.

Un par de meses más tarde coincidí en el gimnasio con un colega que siempre ha tenido mucha "guasa" para con los demás y se acercó a preguntarme que si ahora corría. El corría desde hacía años (estaba fino el jodío)  y como hacía tiempo que no charlábamos, me contó que solía correr carreras y que había corrido varios maratones. Y claro, yo le solté: "Ah sí, pues yo voy a correr el próximo Mapoma". Por supuesto que se descojonó de mi. El caso es que, bueno, cosas de corredores supongo y, tal vez debido a nuestra antigua amistad, me dijo que me prestaría un libro con consejos sobre el Maratón y me animó a salir a correr fuera del gimnasio con el y algún amigo con el que solía entrenar. Ni que decir tiene que yo seguí fiel a mi cinta en el gimansio y ni me planteé correr en el exterior.

Pero sí que me leí el libro con gran curiosidad. Y enseguida me dí cuenta que estaba haciendo todo aquello que el libro aconsejaba que no se hiciese. El caso es que ya tenía un objetivo, que era perder peso y recuperar mi forma física, y ya no era momento de replantearse las cosas. Además ya tenía una meta. Y el  libro tenía un capítulo con consejos para motivarte y para no abandonar (estos americanos!). Y como me gustó tanto todo lo que había leído sobre esa carrera mítica decidí hacerle caso en este punto. El consejo era: cuentale a tus amigos, familiares y conocidos tu reto. Así no solo no te podrás echar atrás, sino que te motivarán cuando te pregunten por tus progresos.

Seguramente os podéis imaginar el cachondeito y las caras que me ponían mis amigos cuando les contaba mis planes. Y aunque tampoco es que se montase nada del otro mundo, en mi entorno más próximo si que hubo cierto revuelo e incluso hubo apuestas entre quienes decían que "ni de coña" podría correr 42 kilómetros y los que, de forma soprendente, creían en mi. Incluso un amigo se apostó una cena a todo trapo, en el restaurante que yo eligiese, para los ocho que una noche discutíamos sobre si sería o no capaz de terminar.

3. ¿Solo o acompañado?
Después de varios meses meses corriendo en la cinta del gimansio decidí salir al exterior. Como habían pasado las navidades, me habían regalado varias camisetas y pantalones para correr (que por cierto descubrí que se llamaban mallas). Me compré incluso unas zapatillas que se llamaban Mizuno. Y allí estaba yo, a la última y apretao, con esa ropa extraña, sorprendido de lo que habían evolucionado las zapatillas desde mis últimas Paredes. Yempecé a salir a "entrenar" por el parque que tenía justo frente a casa. El mismo por que el que había visto salir a los corredores que participaban en aquella carrera local que ya no se organiza. Y como creo que le ocurre a la mayoría, empecé solo. Y sabiendo muy poco sobre el running. La verdad que sabía tan poco que aún hoy casi me da un poco de vergüenza contarlo. Como ejemplo, os cuento que una semana me empecé a notar un dolor que me subía desde un muslo hasta la espalda, pasando por los riñones. Volvía de correr me tenía que quedar tumbado en el sofá de los pinchazos que me daban. Por la noche me dolía, así que me hacía dormir mal. Y decidí ir al médico. Le conté lo del dolor y que corría desde hacia poco tiempo y me preguntó si "estiraba". "Estirar, no, no, yo lo que hago es correr". Me miró con incredulidad y me dijo: "mira, para tu peso, lo que deberías hacer es nadar o montar en bici. Olvidate de correr hasta que no hayas bajado kilos".

Desde luego que salí indignado. Menudo rebote. Pues no va el médico y me llama gordo?
Tiempo mas tarde me enteré que, casualmente, mi doctor era todo un especialista en medicina deportiva, corredor de maratones y de carreras de larga distancia, y que incluso trataba a un tal Kanouchi que corría maratones y acababa de batir el record del Mundo de Maratón.

Yo no estaba dipuesto ya en aquel momento a dejar de correr. Así que investigue sobre eso de los "estiramientos". Y como me cruzaba con algunos amigos o conocidos de toda la vida, empecé a preguntarles algunas cosas. Incluso me fui a entrenar con el amigo del gimansio que corría maratones y otro amigo con el que solía quedar a la hora de comer. Solo fui un día con ellos. Aunque luego serían muchos los días que entrenariamos juntos.

Con el tiempo fui conociendo a otros corredores y a los grupos que quedaban para entrenar cerca de mi barrio y fui haciendo amistad. Entonces ya había bajado algo mi peso, pero el primer dígito que la báscula me devolvía seguía siendo un 9. El caso es que poco a poco, casi sin darme cuenta, empecé a atreverme a ir detrás de otra gente que corría. La verdad que correr con un grupo de amigos es una de las mejores experiencias que me ha aportado correr. Nunca he pertenecido a un club de Atletismo, pero con el grupo de amigos con el que empecé a correr aprendí muchas cosas y descubrí muchas más. (Pero esto mejor lo dejo para otra entrada del blo o esta no se la va a terminar de leer nadie).

4. ¿Mi familia comparte mi afición?
Cuando empecé nadie en mi familía corria. Y después de todos esto años practicamente todos siguen sin hacerlo. Mi padre sale en bici y de vez en cuando mi hermano Carlos dice que está saliendo a correr algo, pero le dura dos días. La única excepción es mi hermana, que desde hace un par de años sigue en el intento. Sale a correr por temporadas un par de días a la semana y siempre anda a vueltas con correr la San Silvestre. El año pasado llegó a prepararla y se inscribió. Pero no pudo terminarla porque su acompañante se hizo un esguince al meter el píe en un agujero del asfalto a la altura de Atocha y ella se quedó con él. Creo que le picó el gusanillo, el ambiente y que este año creo si la terminará.

Pero a lo que iba. Aunque nadie en mi familia corría para mi ha sido impresionante como compartieron mi afición y me apoyaron desde el primer momento. Con mucho cachondeo por parte de mis hermanos, calro. Pero la verdad es que son un grupo de fans que muchos quisieran. Y esto es algo qe más de una vez me han dicho otros corredores. En mis primeras carreras el despliegue fue impresionante. En mi primera media y primera Maratón ellos se hicieron bastantes kilómetros en el Metro para animarme en varios puntos del recorrido con pancartas, aplausos y sus gritos de ánimo. Es algo que me ha motivado muchísimo y me ha alentado de una forma muy especial. Su apoyo y su cariño resumido en alguna pancarta del tipo: "Corre Maxwell, Corre" o "Animo pulmones" me ha emocionado. En mi segunda Maratón se juntaron casi 20, algún amigo incluido, con unas camisetas amarillas horribles con mi careto aún de gordo en el pecho de todos. La verdad que vaya equipo de animadores!!!

Entre todos, seguramente quien me ha ido a ver participar en más carreras ha sido mi padre. La última aún no hace un mes, en el Trofeo San Lorenzo. Se presentó en casa y me dijo: Hola hijo, bajas ya o qué, que he venido a verte. ¡Me encanta!.

5. ¿Cual fue mi primera carrera popular y qué impresión me causó?
Mi primera carrera popular precisamente fue aquella que había pasar desde mi ventana. El Trofeo Juan Torres, una carrera de 15 kilómetros que se celebraba en Pinto.

Salía de las pistas de Atletismo del Parque Juan Carlos I y la impresión fue...
Lo resumo así: llegando a meta, con mucha gente ya marchándose, mi familía aún esperaba pacientemente convencidos casi de que había debido abandonar, cuando aparecí en los últimos metros con el coche escoba a doscientos metros detrás de mi y seguido solamente por dos corredores que debían estar mas cerca de los 70 que de los 60. Cualquiera que se haya movido por esa zona en su debut debe saber mas o menos mis impresiones.Y encima estaba ya a menos de cuatro meses para el Maratón. Vaya tela!

6. ¿Cuál es mi máxima ilusión u objetivo en el running?
Mis objetivos en cuanto a carreras han cambiado con el tiempo. Conseguir mejorar mis marcas, algo que me motivó durante un tiempo ya no me parece tan importante. Ahora mis objetivos son disfrutar con las carreras en las que voy participando, volver a correr un maratón (he terminado 4) y bueno, también me ilusiona pensar que en algún momento correré el Maratón del Sahara, o Sables o alguna carrera de larga distancia de montaña.

Pero mi mi máxima ilusión y objetivo en el running ahora es seguir trabajando, junto con el grupo de amigos que actualmente formamos parte del proyecto Corredores Solidarios, para que el charity running se convierta en un movimiento entre los corredores populares en España. Aún me sigue pareciendo un sueño, pero cada vez más se va pareciendo a algo real (y como de esto espero hartarme de hablar, ya os iré contando).

7. ¿Recuerdo alguna carrera especialmente? ¿Por qué razón?
La verdad es que recuerdo un montón de carreras. Desde la última, el Trofeo San Lorenzo de la que escribí una entrada en este blog, hasta mi primera carrera. Recuerdo especialmente mi primera media maratón de Madrid y como no, mi primera Maratón. Esa que me planteé correr siendo un ignorante sobre este mundo.  Recuerdo los 100 kilómetros en 24 horas de Corricolari. Recuerdo muchas cosas de algo parecido a una carrera que decidí emprender en solitario al hacer el Camino de Santiago corriendo (bueno, corriendo hasta donde pude hacerlo). Una media maratón de Montaña. Y muchas más. Creo que si ahora me pusiese a buscar los dorsales que guardo por ahí y las notas de los entrenamientos, tendría un recuerdo especial de todas las carreras que he hecho.

8. ¿Recuerdas aluna anécdota que te haya pasado relacionada con el running?
Bueno, me enrollo tanto que las anécdotas las dejaré para otra entrada. Aunque quiero compartir una anécdota muy especial de mi primera Maratón y que para mi fue una enseñanza sobre el espíritu de los corredores, una cura de humildad tremenda y seguramente la motivación que ya en los kilómetros finales de aquel Maratón me sirvió para llegar a la meta.

Fue así: después de la emoción de la salida, cuando iba subiendo por el Paseo de la Castellana en el pimer o segundo kilómetro del Maratón, a la altura aproximada del Museo de Ciencias Naturales, me fijé en un corredor de unos 50 años. Su forma de correr me llamó la atención, ya que en cada záncada parecía hacer un esfuero tremendo. Corría como si una de sus piernas tuviese que arrastrarla en lugar de moverla hacia adelante y para hacerlo, giraba el cuerpo, como tirando de hombros y cintura para llevarla adelante. Mientras le adelantaba sorprendido, me dieron ganas de darle ánimos, pero entonces yo era un debutante y aún no me atrevía a hablar con corredores a los que no conociése en las carreras. Me pareció sorprendente su fuerza de voluntad. Su forma de correr era tan complicada que le dejé atras convencido que habría salido para hacer solo 10 kilómetros o cualquier otra distancia, pero no con la intención de hacer el Maratón completo.

Unas cuantas horas después, cuando el sol caia de plano en un día que salió tan caluroso como ha podido ser el Maratón de este año, tuve que dejar de correr. No podía más. Recuerdo que movía los brazos como si siguiese corriendo, pero mis piernas no daban mas y me adelantaba incluso algún corredor que iba caminando. Aquello no fue un muro, fue una tapía contra la que nada podía hacer. Y entonces, por mi derecha, corriendo con esa misma sensación de tremendo esfuerzo, me adelantó aquel señor al que había dejado atrás en la salida. Nunca mas le he visto, pero muchas veces me he acordado de él y de su esfuerzo. Y en mas de una ocasión, en alguna que otra carrera, su recuerdo me ha hecho sacar esas fuerzas que ya creemos que no tenemos y que en ocasiones son las que nos permiten llegar a la meta.

En fin, estas son mis respuestas a este cuestionario. Las escribo aqui porque en ninguna revista publicarán una charla como esta.

Y por cierto, conseguí terminar aquel Maratón. Y a pesar de que fue una locura que no recomendaría a nadie, me ha servido para motivarme en muchas ocasiones. Lo conseguí terminar en 4 horas 58 minutos y 58 segundos. Y a los amigos con los que he entrenado muchas veces, en alguna ocasión les he dicho con cierta chulería: "vale, vale, vosotros tendréis las mejores marcas en 10mil, en medias y en maratones, pero aquí el que tiene el record de estar más tiempo corriendo soy yo".

El amigo que se jugó la cena, perdió y cumplió. Nos invitó a cenar, tal y como había apostado. Y la factura, que fue en pesetas claro, creo recordar que llegó a pasar de los 600 euros.

Gracias por aguantarme y ¡a seguir corriendo!

sábado, 7 de agosto de 2010

Homo Somniator vs Homo sapiens

Belén me dijo hace un par de semanas que debía tener un blog. Y yo sabía que para desarrollar una campaña de marketing digital adecuada, un blog es fundamental. Pero más allá de campañas y estrategías seguramente necesarias para que Corredores Solidarios sea un proyecto viable, este blog me permite ir desgranando el proyecto y explicarlo a todos aquellos corredor@s que quieran saber de él.

Estas explicaciones estarán en la Web de CS, pero supongo que serán otros textos diferentes. Una de nuestras premisas es la transparencia y la claridad, y todos los que formamos parte del proyecto tenemos ese punto cristalino. Pero al contarlo en este blog, me siento como si se lo estuviese contando a un amigo mientras compartimos un entrenamiento, mientras estiramos después de correr. Claro que un blog tiene la ventaja de que puedes hablar sin perder el aliento y puedes contar las cosas de otra forma. Por eso me gustaría compartir  con vosotros muchas cosas relacionadas con este proyecto con la misma cercanía que a veces existe entre dos amigos que entrenan bien juntos. Espero ponerle química!

Este blog quería haberlo llamado Corre por un Sueño. Pero resulta que esto de blogger no contempla la "ñ" como una opción (Coño!, con lo especial que es la eñe. Bueno, para mi lo es, si me apellido Muñano).
En fin, que menos mal que me debatía entre dos posibles nombres y el segundo si que era posible. Homo Suminator. Igual no está ni bien escrito, pero bueno...lo del Latín, para que contaros. Así que ese es el dominio del blog y el título es la otra opción porque ahí si que se amiten las eñes.

Este rodeo a los que están tan paciéntemente acostumbrados los que me conocen, es para explicar el por qué de esos dos nombres.

Correr por un sueño - Soñando para Correr
Pues bien, no es que vaya de Fito y fitipaldis, sino que creo que esa es la forma más resumida en la que puedo expresar lo que quiere ser Corredores Solidarios.

Correr por un Sueño es la parte más obvia de todo esto. Es juntar esfuerzo, trabajo e ilusión por ayudar a los demás. Ese es el sueño. El sueño es conseguir construir un pozo en algún lugar del Mundo y que esto ayude a algunas personas a una vida mejor, más digna. Es dotar de libros a una biblioteca. O a una escuela. Es conseguir comida para cientos o miles de niños y sacarles de la desnutrición. Es tantas cosas que nos cuesta saber incluso si tenemos que ponerlas límite o dejarlas a la elección de los corredores.

Soñando para Correr es la llave a todo esto.Porque creo (y espero no equivocarme mucho) que la mayoría de nosotros, los corredores, corre por un sueño. Por una meta, por un objetivo. Por conseguir un logro personal. Llamadle como queráis. Y seguro que hay quienes solo corren por correr. Pero yo creo que a todos los que en algún momento nos hemos platando en la línea de salida de una carrera y hemos repetido, nos enganchó una cosa que al final, con esa facilidad que tenemos para adoptar anglicismos, casi hemos terminado llamándola running. Pero las metas cambian. Caducan. Se cumplen y se deja atrás la motivacion que habíamos tenido. Quizás otras se alejen y se vuelvan ya inalcanzables. Sueños perdidos. La llave de este proyecto, su clave, está en ayudar. Y ese es el Sueño que nos hará Correr. Salir a entrenar, esforzarnos, cuidarnos, perserverar cuando nos sintamos inseguros, muchas cosas que conocemos porque ya las hemos experimentado antes. Sin embargo, Soñar para Correr es diferente. Porque sueñas con dar, con ayudar,... y creo que muchos de nosotr@s vamos a descubrir una nueva forma de motivación y de sentido a la participación en las carreras y a nuestra afición: Correr

Lo de la otra parte del título del blog, "Homo Sominator", es realmente más complicada de explicar. Así que intentaré solo exponerla dejándola a modo de reflexión y comentarios.

Homo Somniator vs Homo Sapiens.

Creo que es así como deberiamos llamarnos. Porque de sabios y racionales hemos demostrado muy poco hasta ahora. Cada vez me alucina más la historia de la humanidad y hoy en día creo que tenemos una visión tremenda del pasado, como seguramente nunca se tuvo antes. Y es la leche. En fin, no os aburro, pero la conclusión es que parece que nos hemos estado dedicando a joderle la vida a los demas la mayor parte del tiempo. Todo eso bajo el mandato de los homo sapiens mas destacados o hombres sabios, como prefirais.

Y creo que quienes han hecho avanzar eso que llamamos Humanidad han sido los homo somniator, o los soñadores. Aquellos que han sido capaces en discurrir fantásticamente sin tener en cuenta la realidad. O la Razón.

Creo que el Mundo está cambiando. Que tiene que cambiar. Que estamos en el caldo de cultivo de una Revolución que cambiará profundamente nuestra escala de valores, nuestra ética y nuestra forma de vida. Y nos afectará a TOD@S. Esa Revolución (que dicen además que ya toca) será desde eso que llamamos Norte que es donde vivimos los ricos del Planeta o vendrá desde el Sur, que ya sabemos lo que pasa. Y entonces nos vamos a cagar de verdad. Muchos días pienso que cada uno tenemos la opción de hacerla ya desde aquí. Y creo que para muchos ya es una obligación. Porque ya no podemos seguir mirando hacia otro lado, puesto que todos sabemos lo que pasa en el Mundo. En el "suyo" y en el "nuestro". Todos tenemos nuestra lista interior de injusticias, falta de etica, de sentido común, de sentido de la solidaridad,...

Yo creo que las Revoluciones las han hecho los Homo Somniators y no los Homo Sapiens. Por decidí llarmar así al blog, porque quiero creer que soy un homo somniator.

Aunque solo lo veamos como datos históricos, el Mundo se ha cambiado muchas veces. Uno de los cambios mas increibles fue entre finales del siglo XVIII y XIX. Las revoluciones políticas y las revolución industrial cambiaron la vida de Europa y afectaron al Mundo. Pasamos de una forma de gobierno a otra, de los absolutismos a la voluntad de las mayorías, a la igualdad de la ley, a la libertad de las personas y a un derecho natural racionalista.La Revolución Industrial transformó los métodos de producción y dió lugar al capitalismo, etc. Los cambios son posibles, pero no basta con desearlos y hablar de ellos. Tenemos que asumir la responsabilidad de ir a por ellos. Y hacerlos. No sé si antes, en alguna otra revolución se ha gritado algo como "Otro Mundo mejor es posible", pero creo que sería feliz si supiese que he contribuido a hacerlo posible.

Y bueno, un poco de todo esto creo que tiene Corredores Solidarios.

Gracias por aguantarme y ¡a seguir corriendo!